PR3 22.12.2010 GRUPO 28
Han pasado ya más de 6 años desde que Tim O´Reilly empezase a utilizar el término “Web 2.0” y, aunque el concepto está más que trillado y su desarrollo a través de múltiples aplicaciones haya sido profuso y satisfactorio, todavía existen campos en los que queda un largo camino por recorrer para alcanzar los límites de interactividad, no sólo posibles, sino también deseados.
Uno de esos campos lo constituye el mundo del periodismo, al menos en nuestro país, pues, en EEUU, por ejemplo, la situación es bien distinta. No obstante, como habitualmente se suele decir, existen excepciones que confirman la regla. Es el caso del proyecto desarrollado por el joven periodista Pau Llop, proyecto al que, tres años atrás, decidió llamar Bottup. Un nombre que tiene su origen en la expresión inglesa “From Bottom Up”, traducido, “desde abajo hacia arriba”.
Tal y como explicó Pau LLop en su encuentro con los alumnos de Producción Periodística de la licenciatura de Periodismo de la UMH de Elche, Bottup es un sitio web de noticias creado sin ánimo de lucro y que no incluye ningún tipo de publicidad. Hasta aquí, excepto por el apunte “sin ánimo de lucro”, todo parece normal. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. En primer lugar, por tratarse de un proyecto sin ánimo de lucro, enmarcado en los llamados medios “non-profit”, extensamente desarrollados en los EEUU. Un proyecto periodístico que, a diferencia de lo que ocurre con la mayoría de sus contemporáneos, renuncia a la parte lucrativa del periodismo, tan asimilada en la actualidad. Sin embargo, conviene recordar que el fin originario del periodismo es satisfacer el derecho a la información de toda persona. En segundo lugar, porque, como ya se expresa en su propio nombre, Bottup (“desde abajo hacia arriba”), la noticia viene de abajo, del ciudadano, y llega arriba, al periodista. De este modo, el ciudadano, que hasta ahora había sido un gran consumidor de información, también se erige como un agente clave en la producción de noticias. Es, en definitiva, lo que ha convenido en llamarse Periodismo ciudadano o, también, Periodismo de autor.